Sin embargo, la historia nos muestra que esta región tuvo un pasado ligado a la vid y al vino, un legado que poco a poco está resurgiendo gracias a nuevos proyectos vitivinícolas.
Historia del vino en Osona
Los registros históricos indican que en Osona se cultivaban viñas desde al menos el año 952. Durante siglos, la producción y el comercio de vino formaron parte de la economía local. Sin embargo, a partir del siglo XVII, las bajas temperaturas hicieron que este cultivo entrara en crisis, culminando con la plaga de la filoxera en el siglo XIX, que devastó los viñedos de la comarca. Ante esta situación, los agricultores optaron por cambiar de cultivos, relegando la viticultura al olvido.
Recientemente, el fotógrafo Eugeni Ordeig ha descubierto cepas silvestres en la comarca, algunas de las cuales podrían ser variedades autóctonas desconocidas. Actualmente, el Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) está analizando su ADN para determinar su origen y su posible adaptación a los cambios climáticos.
El renacimiento del vino en Osona
A pesar de la desaparición de la tradición vinícola en la región, algunos proyectos han comenzado a recuperar el cultivo de la vid en Osona. Dos ejemplos destacados son la Masia Vila-rasa en Taradell y la bodega Mas Clarella en Santa Maria de Besora.
Paseo entre viñedos de Taradell y Masia Vila-rasa
El Ayuntamiento de Taradell ha promovido una ruta entre viñedos que permite descubrir la historia vitivinícola de la zona mientras se disfruta del paisaje y del vino local. A lo largo de aproximadamente 5 km de recorrido y con una dificultad moderada, la ruta lleva a los visitantes a través de antiguos terrenos vinícolas que han sido recuperados con el tiempo.
El trayecto comienza en la vinya d’en Pallassa, sigue por Puig Xic y La Codina, y finaliza en la Masia Vila-rasa, donde se pueden degustar vinos de producción local. Durante el recorrido, los visitantes pueden observar antiguos muros de piedra seca, que en su momento servían para sostener los viñedos en terrenos inclinados. También se pueden ver cepas que han rebrotado de forma silvestre, un testimonio de la historia vinícola de la zona.
Por su parte, Masia Vila-rasa fue durante tiempo el único viñedo comercial de Osona que ha logrado mantener viva la tradición vinícola. Con un enfoque en la calidad más que en la cantidad, esta bodega trabaja con variedades como Pinot Noir y Merlot, buscando consolidar la producción de vinos en la comarca.
Mas Clarella: la revolución del vino de montaña
Uno de los proyectos más ambiciosos en Osona es el de Mas Clarella, ubicado en Santa Maria de Besora. Esta bodega fue fundada en 2012 por la pareja estadounidense Brad y Teresa Call, quienes invirtieron más de 15 millones de euros en la rehabilitación de la masía y el establecimiento de viñedos de altura. Con cinco hectáreas de viñas plantadas a más de 900 metros sobre el nivel del mar, su producción incluye variedades como Tempranillo, Ull de Llebre, Macabeo, Riesling y Pinot Noir.
Mas Clarella también ha desarrollado un programa de enoturismo con visitas guiadas, catas y experiencias de maridaje, convirtiéndose en un referente del vino de montaña en Cataluña.
El futuro del vino en Osona
La reactivación del cultivo de la vid en Osona responde a una combinación de pasión por el vino, rescate del patrimonio agrícola y adaptación al cambio climático. El aumento de las temperaturas ha llevado a los viticultores a explorar terrenos de mayor altitud, donde la producción de vino puede ofrecer características únicas y de alta calidad.
El caso de Mas Clarella es un claro ejemplo de cómo la viticultura de montaña puede ser una apuesta de futuro, con vinos frescos, aromáticos y adaptados a las nuevas condiciones climáticas. Del mismo modo, la recuperación de cepas silvestres descubiertas en la comarca podría abrir nuevas oportunidades para el desarrollo de vinos exclusivos vinculados al territorio.
Aunque Osona aún no es una región vinícola de renombre, proyectos como Masia Vila-rasa y Mas Clarella están sentando las bases para un renacimiento del vino en la comarca. Con el tiempo, es posible que esta tierra, que una vez fue hogar de viñedos prósperos, recupere su lugar en el mapa vitivinícola de Cataluña.
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